BETANIA desde el respeto y su compromiso con el Evangelio y como parte de la Iglesia y de la humanidad que somos, queremos aportar nuestra reflexión. Nuestra construcción al Reino de Dios.
La jerarquía de la Iglesia debería volver la mirada a Jesús de Nazaret para ubicar en su justa medida y en su verdadera dimensión lo que aquí llama “empeño evangelizador”:
Empeño evangelizador debería ser por parte de esa jerarquía, hacer suyo de una vez por todas el mensaje de amor del evangelio, el mensaje de amor que Jesús predicaba sin descanso: amor a todas las personas. Cada vez que se produce una declaración en este sentido, ahí sí, se produce una derrota para la humanidad, y más aún de los principios cristianos, porque se pierde una nueva oportunidad de ser imagen viva del evangelio, de esos principios cristianos que tienen como eje central el amor ; pierden nuevamente una oportunidad de transmitir lo que Jesús nos enseñó: amaos unos a otros, ese es el primer y más importante mandamiento y principio cristiano. La derrota de esos principios cristianos se produce cuando ese empeño evangelizador está viciado y dirigido erróneamente a no aceptar y acoger a toda persona, a insistir en mensajes excluyentes y diferenciadores que hacen todavía mucho daño a mucha gente y que desde luego nada tienen que ver con el evangelio.
El empeño evangelizador deberían centrarlo en denunciar las injusticias, la opresión de las personas por parte de los poderes, en gritar a los cuatro vientos que el mensaje del evangelio es un mensaje de amor, en el que Dios nos quiere a cada uno y cada una tal y como somos… ese debería ser su empeño evangelizador, el empeño basado en el evangelio de Jesús.