El ángel le dijo: «No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin.»
Y María dijo al ángel: «¿Cómo será eso, pues no conozco a varón?»
El ángel le contestó: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer se llamará Hijo de Dios. Ahí tienes a tu pariente Isabel, que, a pesar de su vejez, ha concebido un hijo, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, porque para Dios nada hay imposible.»
María contestó: «Aquí está la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra.»
No temas, confía, entregate, su reino no tendrá fin. Estas palabras podemos extraer del evangelio de hoy.
Se nos invita a no temer. «No tengáis miedo, abríd las puertas a Cristo de par en par».
Se nos invita a confiar. El Espíritu Santo vendrá sobre ti y lo hará todo. Dejate hacer. No temas a lo que hay en tu interior, lánzate a descubrir el tesoro que hay en ti.
Entregate. Ofrece lo mejor que tienes, ofrece el amor que albergas.
Su Reino no tiene fin. Su reino no es una candidatura política que empieza y acaba. Dios nos invita a construir algo más duradero. Nos invita a construir puentes, lazos que nos unan. Nos invita a construir una humanidad donde la paz y el amor sean sus características definitorias.
¿TE ANIMAS?